No falla. Me ha pasado en más de una ocasión y, cada vez que vuelve a suceder, me quedo mirando a ver dónde está la cámara oculta. Estoy hablando, como no, de la ecuación: Obama = Socialista. Y no un socialista cualquiera, no, sino un socialista español. Obrero Español, por si queda alguna duda.

Lo dejaron muy clarito John Nash y sus amigos (¿se acuerdan de la película?) cuando nos hablaban, en su Teoría de Juegos, de los diferentes tipos de juegos, y entre ellos, los juegos de suma cero. Este último tipo concreto de juego se define como aquél que describe una situación en la que la ganancia o pérdida de un participante se equilibra con exactitud con las pérdidas o ganancias de los otros participantes. Ésta es la definición ortodoxa. La definición informal diría algo así como que es un juego en el que el que gana se lo lleva todo y el que pierde lo pierde todo. Un ejemplo de juego de suma cero sería el de los partidos eliminatorios de cualquier competición deportiva, en los que perder significa abandonar el campeonato y ganar significa seguir vivo. En otras palabras, todo lo que un jugador gana, es perdido por el otro jugador.

De la misma manera y en sentido inverso, se define como juegos de suma no nula aquellos juegos en los que el que la ganancia total del ganador no implica la pérdida total del perdedor. Se trata de un estilo colaborativo que está enfocado a ser provechoso para todas las partes. Por ejemplo, con el pacto de Toledo, más allá del texto legal, los partidos políticos de nuestro país decidieron en acuerdos verbales no utilizar las pensiones como arma electoral, en una clara estrategia win-win: es mejor que no nos echemos los trastos a la cabeza con este tema (que no haya un ganador y un perdedor) porque probablemente no habrá nunca un ganador y un perdedor, y es un tema tan sensible que sólo perjudicaríamos a los ciudadanos. La Convención de Ginebra es un intento de normalizar los Derechos Humanos dentro del ámbito de la guerra, y es otro ejemplo perfecto de juego de suma no nula.

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A pesar de la belleza intelectual que tiene la Teoría de Juegos, lo cierto es que en la práctica es difícil de aplicar, y esto hace que la teoría sirva para quedarse en el plano inicial, el de la reflexión, y que sirva, más allá de alimento para el intelecto, para tenerla en cuenta a la hora de preparar cualquier proceso que implique una toma de decisiones (por ejemplo, una reunión entre dos personas en el trabajo no deja de ser un juego entre dos jugadores, con ganancias, pérdidas y/o cesiones) Y dentro de este plano reflexivo, encaja perfectamente como esqueleto del razonamiento con el que inicié este artículo.

Muchísimas veces oigo a la gente, cuando expresan sus opiniones en política, cometer el error de asignar juegos de suma cero a juegos de suma no nula. Por ejemplo, y espero que sigan mi línea argumental: cuando yo digo «Estoy en contra de la política del Gobierno», se me puede interpretar de dos formas distintas:

a)      Estoy en contra de la política del Gobierno y por tanto, al decir esto, dejo claro que soy un simpatizante del Partido Popular o de otro grupo político.

Estoy por tanto tratando este argumento como un juego de suma cero: si estoy en contra de PSOE, es que forzosamente soy del PP u otro partido. O soy de uno, o soy de otro. El ganador se lo lleva todo.

o bien

b)      Estoy en contra de la política del Gobierno, pero no soy necesariamente un simpatizante del Partido Popular o de otro grupo político, puesto que no me he pronunciado de ese sentido.

Estoy por tanto tratando este argumento como un juego de suma no nula: si estoy en contra de la política del PSOE no significa necesariamente que esté a favor de la política del PP o de otro partido. La entera pérdida de un jugador no significa la entera ganancia del otro.

Tras analizar estos dos ejemplos, háganse la siguiente pregunta: ¿Cómo interpretarían la mayoría de ustedes mi aseveración de «Estoy en contra de la política del Gobierno»? ¿Acaso tal y como la he definido en el punto a) o como la he definido en el punto b)? Apuesto a que con casi toda probabilidad han pensado que pensaba como en el punto a): si crítico al PSOE es que soy del PP (valga la omisión a otros partidos como válida). Es decir, como un juego de suma cero. Es muy lógico pensar así. Es muy Spanish, además. Pensando así podrían acertar…o desde luego podrían caer en un error, porque con mi aseveración yo no me he posicionado a favor de ningún partido, sino en contra de la política de uno en concreto. Muy Spanish también.

Este extraño mecanismo de asumir las aseveraciones como juegos de suma cero es en realidad muy dañino porque es poco preciso a la hora de realizar interpretaciones veraces. Y en el caso concreto que nos ocupa, veo asombrado que el error se multiplica exponencialmente y va más allá de las interpretaciones de aseveraciones para ir a la interpretación de realidades: es palpable en conversaciones de la calle la creciente asimilación (errónea, por si se lo imaginaban) de pensar que como Zapatero está políticamente enamorado de Obama, Obama es del bando de los de Zapatero. En más de una ocasión he escuchado atónito a simpatizantes del PP caerle antipático Obama sólo porque él le cae simpático a Zapatero. Una asimilación de suma cero tan errónea como de libro.

En los Estados Unidos no hay partidos de izquierdas. El Partido Republicano es un partido muy de derechas, con su mezcla de valores neoliberales y conservadores (sigo esperando que alguien me explique porqué cosas tan distintas encajan en una misma ideología), mientras que el Partido Demócrata es un partido de Derechas a secas.  Ni siquiera de Centro de Derecha. Y si bien es cierto que Obama es lo más izquierdoso que ha habido en el poder nortamericano probablemente en su historia, no deja de ser sólo un esbozo frente a la apabullante realidad del país que abandera los estandartes del capitalismo. Y sino, que le pregunten al presidente lo mucho que le está costando sacar su reforma sanitaria (un esqueleto de sanidad pública, o una sanidad pública esquelética, como prefieran)…¡¡para convencer a los de su propio partido, que todavía en buen número son reacios a ello!!  En lo referente a política económica y en gran medida en asuntos sociales, curiosamente Obama y su equipo tiene mucho en común con muchos simpatizantes e incluso políticos de la derecha moderada española.

Por eso mismo me resulta asombroso comprobar que son los simpatizantes del PP los que en su mayoría desaprueban la gestión de Obama como si le desearan un tropezón como el que legítimamente le desearían a Zapatero, o se ríen abiertamente de la concesión del premio Nobel, por ejemplo, acto muy criticado ya desde su origen, pero del que en mi opinión, mejor gestión de la que ha hecho con semejante marrón es difícil de sacar adelante. Take a look at this. Y esto sólo se explica, si lo piensan, porque son del PP y asimilan erróneamente (aplicando un juego de suma cero) que Obama es…como del PSOE.

He aquí el erróneo juego de la suma cero en cuestiones políticas, cainismo español al margen, claro. La próxima vez que escuchen una aseveración intenten no aplicar el juego de suma cero, a menos que ésta sea tan clara que se defina por sí sola. Aunque claro, aquí en España es complicado no caer en ese error: lo llevamos en nuestros genes. Con la mala leche que tenemos para nuestros vecinos, pretender estrategias win-win es casi todo un logro. Quizá los políticos de nuestros primeros años democráticos, que no eran políticos de carrera sino personas con sentimiento de sacar esto adelante, pudieron conseguir lo increíble con cosas como el Pacto de Toledo, pero…¿desde hace cuánto no vemos una estrategia colaborativa entre partidos políticos? ¿La hay o la hubo en la lucha contra ETA? ¿La hay en la salida de la crisis? ¿La hay en casi cualquier asunto que ocurre en la actualidad?

No la hay ni se la espera. Ni en un sentido ni en el otro. Y por supuesto, Obama es y será considerado siempre en España como socialista. Obrero Español, claro.

Ademar de Alemcastre