La energía offshore es una solución al impacto visual de los parques eólicos terrestres, según un profesor e investigador de UC
UNIVERSIDAD DE CANTABRIA
Delfín Silio ha impartido hoy en Santander una ponencia sobre la situación actual y las perspectivas de futuro de la energía eólica marina (offshore)
El profesor e investigador de la Universidad de Cantabria (UC) Delfín Silió Salcines ha explicado hoy en Santander que la energía eólica marina no sólo tiene los mismos beneficios que la terrestre, sino que, además, «la libera de algunas desventajas como el impacto visual, sobre todo si los parques se alejan de las líneas de costa».
El profesor Silió ha impartido hoy una ponencia sobre la situación actual y las perspectivas de futuro de la energía eólica marina (offshore), enmarcada en el curso de la programación estival de la UC «Emplazamiento de centrales generadoras offshore para la producción de energía eléctrica», dirigido por el profesor Francisco Javier Balbás.
«La energía eólica terrestre, frente a otras, ofrece ventajas en tanto a que no es contaminante y tiene unos precios de producción razonables», ha indicado el investigador; sin embargo, también ha afirmado que «actualmente, la eólica offshore es más cara ya que las instalaciones son más costosas». Del mismo modo, ha destacado que no hay que olvidar que «estamos en las primeras etapas del desarrollo de la energía eólica marina, aunque ya lleva algunos años y hay países que ya disponen de parques offshore montados; el proceso se inicia ahora y cualquier actividad que comienza su andadura, normalmente, tiene costes más elevados que cuando está plenamente desarrollada».
En palabras de Delfín Silió, la energía marina es potencialmente mayor a la terrestre, pues se prevé que bastaría un parque con una superficie de 10.000 kilómetros cuadrados para cubrir la demanda eléctrica de toda Europa.
«España está inmersa en el grupo de países líderes en energía eólica terrestre pero en la offshore nos hemos quedado un poco retrasados con respecto a los países punteros en Europa, como Dinamarca y Reino Unido», ha lamentado el investigador cántabro. A pesar de asegurar que en España existen proyectos de parques eólicos marinos, ha añadido que «el tema offshore está un poco indefinido; me da la sensación de que los promotores están esperando a ver qué pasa fuera de nuestras fronteras para dar el paso aquí».
Desde el punto de vista legislativo, a nivel europeo lo único que existe es un claro apoyo político a la generación de energía no contaminante, donde la eólica es, probablemente, la más importante. Unas leyes en materia de energía offshore comunes para todos los países europeos serían muy recomendables; no obstante, el especialista ha aseverado que, desde su punto de vista, a pesar de que facilitaría enormemente las cosas, no cree que pudiera haber motivos de controversia entre los países: «por ejemplo, el tema de la nacionalidad de las aguas no sería, en principio, ningún problema porque si los aerogeneradores participan de aguas que pertenecen a dos países distintos, entiendo que si esos países son aliados, al margen de que existiera un marco regulatorio común, podrían llegar a soluciones para poder participar ambos en el proyecto» .
Respecto a los problemas ambientales, Silió ha apuntado que serán menores que los terrestres, cuyo principal efecto radica en que las estaciones se sitúan en zonas de tránsito de aves migratorias y, en ocasiones, se producen algunas muertes de esos animales. Según el investigador, este impacto en el mar se verá reducido, si bien desconoce el perjuicio puede tener sobre la fauna acuática: «Estaría por ver cómo puede repercutir en la vida de los peces y demás animales que habitan ahí, pero entiendo que no incidiría de forma excesivamente grave. Y los impactos visuales, que son posiblemente lo más criticado, en el mar ya no tendría, en principio, un impacto tan grande», ha expresado el profesor. «Probablemente algún efecto no deseable aparecerá, pero en ocasiones es difícil prever qué es lo negativo que va a suponer la aplicación de una determinada tecnología», ha concluido Delfín Silió.
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