«Ser feliz es un hábito muy saludable que ayuda a prevenir la demencia», afirma un experto en neurociencias de la Universidad de Navarra
UNIVERSIDAD DE NAVARRA
– Alberto Pérez Mediavilla, la edad es el factor de riesgo más importante para desarrollar la enfermedad de Alzheimer, pero «no es determinante»
«Ser feliz es un hábito muy saludable que ayuda a prevenir la demencia». Este ha sido uno de los mensajes que ha trasladado hoy el profesor de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Navarra Alberto Pérez Mediavilla al público asistente a la conferencia «La enfermedad de Alzheimer. ¿Qué le pasa al cerebro de mi madre?», organizada en el marco de las Semanas de la Ciencia.
Pérez Mediavilla, profesor de las facultades de Ciencias y Farmacia, incidió en la idea de que «la edad es el factor de riesgo más importante para desarrollar un deterioro cognitivo, del tipo de la enfermedad de Alzheimer». Actualmente, según indicó, «casi un 50% de las personas mayores de 80 años están aquejadas de esta enfermedad. Esto hace pensar si realmente nos enfrentamos a una enfermedad al uso o, más bien, somos víctimas del vertiginoso avance de la medicina, que favorece que la población sea más longeva». Para el experto, «estamos ante la manifestación clínica de unos síntomas provocados por un proceso molecular iniciado varias décadas atrás».
Sin embargo, también destacó que existen otros factores para el desarrollo de la enfermedad, como los antecedentes, el sexo (afecta con mayor incidencia a mujeres) o los hábitos de vida. En este sentido, sugirió aquellos que favorecen una adecuada salud cardiovascular: comida baja en grasas, control de la hipertensión, control del colesterol y ejercicio. «A esto habría que sumar el tomarnos la vida con calma, -el estrés es un factor muy peligroso-, tener una actividad intelectual continuada -favorece el incremento del reservorio sináptico-; y bailar o jugar a juegos de mesa, ya que favorecen el desarrollo de la memoria de trabajo, una de las más afectadas en la enfermedad de Alzheimer».
El objetivo: tratar de recuperar la plasticidad sináptica
En opinión del experto, se tiende a pensar que esta patología aparece porque se mueren las neuronas, pero «no es realmente así». «Las fases más incipientes de la pérdida de memoria se deben a que las neuronas pierden la plasticidad sináptica, es decir, su capacidad de comunicarse unas con otras. Esta dificultad de conexión neuronal es, por otro lado, algo que se produce de manera natural como consecuencia del envejecimiento, solo que en la enfermedad de Alzheimer la pérdida de conexiones es mayor».
Finalmente, habló de los rasgos moleculares más característicos de la enfermedad, «aquellos que la distinguen de otros tipos de demencia». Y destacó que estas lesiones «aparecen en las regiones cerebrales más directamente implicadas en los procesos de aprendizaje y memoria: el hipocampo y la corteza entorrinal. De ahí que las primeras manifestaciones clínicas sean la pérdida de memoria y los olvidos».
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