UNIVERSIDAD PABLO DE OLAVIDE
La profesora de la Universidad de Huelva Yolanda Navarro afirma que el acoso laboral y sexual también ocurre con frecuencia en el ámbito laboral, pero sigue siendo un tema tabú
La profesora de la Universidad de Huelva Yolanda Navarro Abal ha asegurado hoy que el 75 por ciento de la población en activo padece burnout o el síndrome del quemado laboral, una patología derivada del estrés cronificado y que afecta a la persona en los terrenos afectivos, cognitivo y conductual. Yolanda Navarro ha realizado estas declaraciones durante el transcurso del seminario «Psicología jurídica aplicada al Derecho Privado», que organiza el Centro Olavide en Carmona en colaboración con Unicaja, la Diputación de Sevilla y Cajasol, en el que ha impartido la conferencia «Factores de riesgo psicosociales en el ámbito laboral, secuelas».
Los factores de riesgo psicosociales en el ámbito laboral son aquéllos que influyen en que podamos tener una situación que nos lleve a una posible enfermedad, bien física o psicológica. Las más comunes son el burnout o el mobbing. Con respecto al burnout, la profesora ha afirmado que últimamente también se está estudiando esta enfermedad en la población desempleada, los cuidadores de personas enfermas… «Los mensajes continuos de crisis económica también están afectando al trabajador, desmotivándolo, al igual que la sociedad altamente competitiva en la que vivimos. La incorporación de la mujer al mundo laboral influye también en que ésta tenga una doble carga de trabajo, lo que le afecta negativamente», corrobora.
El acoso laboral y sexual también ocurre con bastante frecuencia en el ámbito laboral, aunque según la ponente, este problema sigue siendo tabú, manteniéndose en el ámbito privado. Se puede dar de un superior a un subordinado o entre iguales. «En este tipo de casos las instituciones no suelen hacer nada, lo que contribuye a que el agresor siga reincidiendo. Mientras tanto, el resto de compañeros practica el famoso silencio de los corderos, como Iñaki Piñuel dice en sus libros, haciendo caso omiso y justificándolo con otro tipo de comportamiento. Por ejemplo, personas que tienen un problema familiar se justifica con eso. Sin embargo, hay gente que está muriéndose lentamente y las organizaciones no hacen absolutamente nada», opina. En este tipo de problemática cree que difícilmente se puede mediar, porque la mediación implica una igualdad de poder, algo que no ocurre en la persona afectada, que experimenta una situación ansiosa depresiva. «No se puede mediar con una persona que te está machacando, minando tu autoestima», puntualiza.
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