UNIVERSIDAD FRANCISCO DE VITORIA
¿Qué tiene que ver la astronomía o, mejor dicho, la cosmología con la Navidad? Mucho.
La cosmología, si sabemos preguntarle, nos ayuda a encontrar respuestas a los grandes interrogantes del ser humano. Nos dice que nuestro inmenso universo, con unos cien mil millones de galaxias, cada una con unos doscientos mil millones de estrellas, tuvo un principio. Y esto nos permite preguntar qué había antes. Pero aquí, la ciencia se calla, porque no hay manera de saber qué había antes del Big Bang. Puede tachárseme de simple si se quiere, pero no creo que me equivoque al decir que sólo hay dos posibilidades, Algo o nada. Quien postule que nada, tiene una ardua tarea para decir cómo de la nada puede salir un algo tan inmenso. Y si había algo, a ese algo podemos llamarle el ser, porque, evidentemente ES.
Pero la cosmología también nos dice que la probabilidad de que un universo tenga el increíble orden que presenta el nuestro, es despreciable. Que tenga unas leyes inteligibles es, ya de por sí, increíble. Einstein decía que el misterio más asombroso es que podamos descubrir unas leyes que rigen el cosmos y que nos lo hagan inteligible. Pero que esas leyes sean tales que hayan hecho posible que ese cosmos haya producido una consciencia que se pregunte sobre él mismo es asombrosamente inaudito. Roger Penrose nos dice que las probabilidades de que esto ocurra por azar son menores de una entre una cifra con tantos dígitos como partículas elementales hay en el universo. O sea, «imposible». Si entramos en una habitación llena de monedas y nos damos cuenta de que todas están de cara, no nos cabe duda de que alguien las ha puesto así por algo. Pues lo mismo pasa con el universo. Alguien lo ha hecho así por algo. Llamemos a ese algo un designio y que cada uno llame a ese alguien como quiera, pero yo creo que se parece mucho a Dios. Es decir, el universo tiene un designio. Sé que existe la teoría del multiverso, que postula infinitos universos entre los cuales, alguno habrá que cumpla con esas condiciones «imposibles». Pero, y esto es importante, el multiverso NO ES UNA TEORÍA CIENTÍFICA. Y, además, no superaría la navaja de Occam.
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